Enero de 2035. A partir de esa fecha quedará prohibida la venta de turismos y furgonetas con motor de combustión (gasolina o diésel) en todo el territorio de la Unión Europea. Esta medida, aprobada por la Comisión, el Parlamento y el Consejo Europeo, supone el fin de una era y el comienzo de otra bastante incierta.

Faltan 13 años para que los concesionarios no puedan vender turismos y vehículos comerciales propulsados por gasolina o diésel, ya sean puros o híbridos. Y es que el quidde esta prohibición es que todos los vehículos que se vendan tienen que tener una reducción del 100% de sus emisiones directas. Es decir, los únicos vehículos que cumplen con este requerimiento, actualmente, son los vehículos eléctricos, ya que, con una visión sesgada del problema, únicamente se tienen en cuenta las emisiones por el tubo de escape (“del tanque a la rueda”). Para recoger la contribución real de cada tecnología a la protección del clima es necesario abordar un planteamiento “del pozo a la rueda” y, mejor aún, tener en cuenta todas las emisiones en el ciclo de vida del vehículo.

Esta prohibición de la Unión Europea no resuelve cuatro cuestiones fundamentales para servicios, industrias y ciudadanía en general. En primer lugar, todos los Estados deben construir nuevas infraestructuras para adaptarse a la autonomía de movilidad de los vehículos 100% eléctricos. Actualmente, no hay suficientes puntos de recarga para abarcar todo el territorio. En segundo lugar, en 2035 quedará prohibida la venta de vehículos de gasolina, diésel e híbridos y, desde 2035 a 2050, debe renovarse el 100% del parque móvil actual, por lo que empresas y ciudadanos deberán cambiar su vehículo.

Además, la renta per cápita de los europeos es muy dispar. Esto dificulta el acceso a la movilidad, ya que el precios de un vehículo eléctrico puro supera los 25.000 € de media en nuestro país. Asimismo, debe considerarse la extensión territorial de los Estados miembros, puesto que la autonomía de los vehículos eléctricos es limitada y España es uno de los países más extensos y con menos puntos de recarga de la UE. A esto hay que sumarle el tiempo de recarga y la disponibilidad de los puntos, que hará que los viajes sean más largos y tediosos o, incluso, habrá partes del territorio inaccesibles por falta de infraestructuras.

Sin embargo, los países son conscientes de estas limitaciones y han acordado una excepción para contemplar a los combustibles líquidos neutros en carbono y revisar la evolución y situación de los híbridos enchufables. Esta flexibilidad guarda relación con los datos de compra de vehículos, ya que el 90% de los ciudadanos europeos ha optado por adquirir un vehículo con motor de combustión.

Es importante que esta flexibilidad sea concretada y desarrollada en las negociaciones del trílogo, para dar la certidumbre necesaria a las inversiones que deben realizarse.

Se espera que en 2026 la Comisión Europea compruebe los avances realizados y tomen una decisión definitiva. Desde la AOP redoblarán esfuerzos para hacer llegar los ecocombustibles a empresas, sectores económicos y ciudadanía en general. No cuestionan la transición energética, tratan de hacerla factible para todos.

Fuente y redacción: AOP